Desde aquí quiero hacer un agradecimiento muy especial a las palabras de Màrius Serra en su artículo El arte de etiquetar, publicado en La Vanguardia de Barcelona el día 3 de octubre de 2020 y también a la Associació de Ceramistes de Cataluyna (ACC) y el Museo de la Terrisa de Quart. Las palabras de Màrius Serra dan voz a la reivindicación, a menudo silenciosa, de la cerámica como disciplina artística, reivindicación que nos ha acompañado desde siempre a los que nos hemos dedicado a ella, desde la búsqueda de un lenguaje propio desde de la concepción y materialización de nuestras obras, siempre con dedicación incansable que a menudo no ha encontrado el reconocimiento en el mundo del arte. La tarea que la ACC desarrolla desde hace años, la iniciativa del Ayuntamiento Quart de conservar la antigua fabrica y convertirla en museo con espacios para exponer la obra de los ceramistas actuales, son también formas de darnos voz para cruzar la aduana que Màrius cita en su artículo.
Eulàlia Oliver (Octubre 2020)
El arte de etiquetar
Màrius Serra – La Vanguardia (Barcelona, 3 de octubre de 2020)
El pasado sábado se inauguró en el Museu de la Terrissa de Quart la exposición Mirades a través (Miradas a través) de Eulàlia Oliver Manen, que se podrá ver hasta el 8 de noviembre. La exposición lleva un subtítulo que juega con el paso de la literalidad al lenguaje figurado: “Todo se mueve, todo cambia, nada es seguro, todo pende de un hilo”. Es una frase que define la incertidumbre sideral que nos rodea, pero que ya formaba parte del germen del proyecto, hace más de un año, antes de oír pronunciar la palabra pandemia. La exposición es impresionante y justifica el desplazamiento al Gironès. Más de doscientas piezas de porcelana exquisitamente trabajadas en formas, texturas, grosores y colores. La pureza blanquecina de un material tan noble se rompe y, en algún caso, enrojece como un higo abierto o un sabroso corte de sandía. Los que conocen los secretos de la cocción artesana valoran de manera superlativa los efectos conseguidos con un material tan delicado. La mayoría de las piezas penden de un hilo y, como si fueran pájaros, los elementos semejantes se agrupan en bandadas que forman volúmenes relativamente variables. Hay conchas, platos, cáscaras y discos de una translucidez pop. En uno de los casos, la inestabilidad general de las bandadas se ve ampliada por unos soportes metálicos que acercan la pieza a los móviles de Alexander Calder. Pasearse por la sala, exposición a través, es una experiencia artística de primer orden que cambia según la luz. Todo es, como escribe la artista en el programa, “siempre lo mismo, siempre diferente”.
Escribo artista a conciencia. La exposición es posible porque el Museu de la Terrissa de Quart, ubicado en las instalaciones de una tejería recuperada, ofrece el espacio al gremio para que cada año exponga un ceramista. Los alfareros viven su actividad en la antesala del arte que el tópico asocia a la artesanía.
Resulta difícil ver las obras de una ceramista profesional del talento de Eulàlia Oliver en las salas de exposición de arte
A mí la obra de Eulàlia Oliver me parece la de una artista con todas las letras, porque transmite una mirada sensible que va más allá de una técnica, por otro lado muy compleja, pero el marco expositivo influye en la percepción que tenemos de ella. Muchos artistas de la reputación de Picasso, Miró o Palau Ferré, fueron pintores y ceramistas, pero resulta muy difícil ver las obras de una ceramista profesional del talento de Eulàlia Oliver en las salas de exposición de arte, sin etiquetas. Les sucede lo mismo a muchos ilustradores, que viven en la eterna frontera entre el oficio y la falta de beneficio. En estos últimos años, muchos fotógrafos han sobrepasado esta aduana. Algunos, como Joan Fontcuberta, porque ya tenían un discurso artístico muy marcado. También las artes escénicas acogen creadores performativos tan inclasificables como Pep Bou y sus burbujas de jabón. Hay más arte y más artes. Justo antes de entrar a ver la exposición vi un cartel que decía: “Quart poble terrisser!” La falta de una coma me hizo preguntarme cuáles debían ser los tres primeros. A la exposición no le falta coma alguna. La paurribiana “noia de porcelana” (1) practica el arte sin etiquetas.